Tarragona no solo es famosa por sus playas y su patrimonio romano, sino también por mantener vivas sus tradiciones culturales. Una de las celebraciones más especiales del otoño es la Castanyada, una fiesta popular que reúne a familias y amigos para disfrutar de castañas y panellets, mientras se respira el ambiente festivo en la ciudad.
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Una tradición que perdura
La Castanyada es una de las festividades más antiguas y arraigadas de Cataluña, con orígenes que se remontan a finales del siglo XVIII. Tradicionalmente marcaba la llegada del otoño y el inicio de una nueva temporada agrícola, un momento en el que las familias se reunían para compartir alimentos sencillos y de temporada. Con el tiempo, esta costumbre se transformó en una fiesta popular que ha perdurado generación tras generación.
En la actualidad esta tradición sigue viva en toda Cataluña, y en ciudades como Tarragona las calles y plazas se llenan de puestos con castañas asadas y panellets, los pequeños dulces de mazapán típicos de estas fechas. La tradición también se mantiene en los hogares, colegios y centros culturales, que organizan talleres y actividades para todas las edades.
Curiosidades de la castanyada
La Castanyera, vendedora de castañas asadas, es sin duda uno de los símbolos más reconocibles y entrañables de la Castanyada. Suele representarse como una mujer mayor con pañuelo en la cabeza, delantal y falda larga de colores oscuros, vestimenta típica de las trabajadoras rurales catalanas de finales del siglo XIX y principios del XX. Su presencia en las calles aportaba un toque cálido y nostálgico al ambiente otoñal, evocando una tradición que ha perdurado durante siglos.
Otra curiosidad histórica relacionada con esta festividad se encuentra en la labor de los campaneros. En Cataluña, tenían la costumbre de tocar las campanas durante toda la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, víspera de Todos los Santos. Este repique continuo requería un gran esfuerzo físico, ya que las campanas se accionaban manualmente sin mecanismos automáticos.
Para mantenerse despiertos, combatir el frío y reponer energías durante estas largas horas, los campaneros consumían castañas asadas y vino dulce, como el moscatel. Esta práctica también se extendía a los vecinos que se reunían en la iglesia para acompañarlos, convirtiendo la noche en un momento pleno de convivencia y armonía.
Disfruta del otoño al aire libre
Una de las formas más auténticas de vivir la Castanyada en Tarragona es recorrer sus calles en busca de los puestos de castañas y panellets, que suelen instalarse en esquinas y cantonadas desde la Rambla Nova hasta plazas más emblemáticas como la Plaza Verdaguer.
Durante el paseo, los visitantes pueden aprovechar para descubrir algunos de los rincones más emblemáticos de Tarragona. Una de las tradiciones más populares es tocar “ferro”, que consiste en acercarse al Balcón del Mediterráneo y tocar la barandilla de hierro. Desde allí, es posible contemplar el puerto y las panorámicas del Mediterráneo, todo mientras se degustan unas castañas asadas o unos panellets, completando así una experiencia local única.
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